jueves, 27 de agosto de 2009

Querida Sec:

Esta semana ha sido extrañísima. No tuve oportunidad de comentarle sobre mi experiencia de la entrevista laboral del lunes. Ya había pasado por todo eso hace unos 7, 8 años... y volver me hizo sentir un fracaso. Llegué a un edificio enorme, gigante, lleno de cartelitos en inglés con palabras que bien podrían haber estado en castellano, como training room, human resources, coaching... 
Éramos unas veinte personas guiadas como ganado, todos con cara de asustados y nerviosos (la mayoría eran chicos de diecinueve o veinte años, o personas que pasaron los cuarenta). La "entrevista" duró 3 horas y media. Sí, así como lo lee... salí quemada y casi, en otra época diría, con la camiseta puesta o, mejor dicho, con la T-Shirt. Por suerte me fui a la radio (era lunes) a ironizar un poco sobre esta experiencia que hundía mi autoestima (aconsejo descargar el programa y escucharlo una de sus madrugadas, desatornillando). 
A ver... usted bien sabe que he trabajado de todo, (excepto de camarera, por simple torpeza), pero a punto de graduarme y volver a eso, me conflictuó enormemente, y me hizo replantear el estudio, la carrera... bah, no. Las elecciones.
En fin, chicas con planchita hasta quemarse el pelo que pronuncian mucho la "T" antes de varios grupos consonánticos ("tchicos") nos explicaban cómo completar la planilla con nuestros nombres y realizar las pruebas necesarias para atención telefónica al cliente, que duraron unas dos horas.
Al día siguiente, para peor, me levanté a las seis de la mañana para hacerme el preocupacional (que duró otras tres horas) en el cual pasé por un examen de orina, uno de sangre (buuuu), electrocardiograma, radiografía de tórax, exámen clínico general y audiometría. Encima íbamos pasando (también, como ganado) de una prueba a otra y cuando terminabas te decían: –"Te van a volver a llamar". En ningún momento sabíamos cuánto faltaba y qué te iban a hacer en un box de dos por dos con puertita corrediza. Y le digo que en ese momento pensaba: "Si me hacen mostrar el orto, como la experiencia de Coto, para revisar hemorroides, me planto y me voy. Basta, no estudié casi diez años para seguir entregando el orto así". 
Por suerte no me lo pidieron.
En fin, lo único positivo fue que el radiólogo era un muchacho más que buenmozo.
Le mando un abrazo grande, espero tener noticias suyas pronto.

Ppp